Luis Guillermo Rodríguez Archila.
M.V.Z, Especialista en Ecología y Medio Ambiente,
Especialista en Acuicultura y Aguas Continentales, profesor investigador CIAM –
UNIMETA.
La cátedra de
agroecología que se imparte en la
facultad de ingeniería ambiental de la
Corporación Universitaria del Meta,
adopta como principio fundamental el respeto por el entorno natural y la puesta en marcha de las buenas practicas
agropecuarias en la producción que lleva
como fin primordial el suministro de proteína de origen vegetal y animal
de fácil y económico acceso, de buena calidad, sanos a la alimentación humana y
que no causen deterioro ambiental.
La Corporación
Universitaria del Meta, pendiente de la responsabilidad empresarial ambiental
que tiene esta institución de
educación superior para
con el pueblo llanero decide que la granja que lleva por nombre Villa
Franca de Oria, con una extensión de 114
hectáreas en la Vereda la Llanerita, se funda el Parque Metropolitano María
Lucia, sitio destinado para la
recreación, investigación y difusión de
los adelantos encaminados a disminuir las deficiencias alimenticias en las
personas que moran en los hatos de piedemonte llanero.
La investigación, es una
de las tres funciones sustantivas de la universidad, y es deber del centro de
educación superior, y de sus catedráticos iniciar a sus educandos en los
procesos de exploración de nuevos horizontes para que estos nuevos
profesionales se formen como futuros hombres de ciencia en las nuevas tecnologías en pro del desarrollo
sostenible. Es así, como a partir
febrero del año 2013, se conforman y se inscriben en la Red Colsi, los semilleros de investigación en el área de producción agrícola y, en los procesos de biotecnología llevan los nombres de ECO – EFICIENCIA Y BIO
– REMEDIACIÓN .
El primero, va
encaminado a Instituir un nodo de
investigación, recuperación, producción
y extensión de buenas prácticas agroecológicas para fomentar la autosuficiencia
y soberanía alimentaria en los Llanos Orientales; adaptando, recuperando y produciendo plántulas y semillas autóctonas para uso diario en la
preparación de alimentos de las familias en las diferentes explotaciones
agropecuarias del departamento del Meta,
las cuales ayudaran a elevar los niveles nutricionales de los dueños de fincas
y personas que laboren en ellas.
La agricultura de
autoconsumo fue en tiempos anteriores el diario quehacer de las familias que
vivían en las grandes haciendas llaneras, con el cambio de costumbres y la
influencia del narcotráfico y la explotación de hidrocarburos, cambiaron su forma de producción y se
olvidaron de realizar tareas para suplir las necesidades alimenticias, y la
explotación agropecuaria de consumo familiar fue desplazado por la que busca un rendimiento económico de
tipo comercial.
Este tipo de producción
masiva, denominada también como
agricultura química, agricultura moderna o agricultura de “revolución
verde”, se consolidó inspirada en el
desarrollo industrial y en las economías de mercado a gran escala, basándose en
teorías científico–químicas que impulsaron los insumos químicos y la
mecanización en este siglo (XXI), en donde está entrando en la etapa de
modificación genética y nanotecnología.
El modelo de explotación agrícola moderno tiende a ser Simplificativo,
con la puesta en marcha de los monocultivos, Productivista con la mecanización
y producción de tipo industrial y el uso de fertilizantes inorgánicos y
Contaminante vertiendo sus subproductos al agua, al suelo y la atmosfera,
generando una serie de problemas en los ecosistemas, los alimentos, los
animales y el hombre. Estos problemas se manifiestan en la deforestación, mal
uso de la tierra, desertificación, cambios climáticos, desaparición de especies,
aumento de las plagas, desaparición de insectos y microorganismos benéficos,
contaminación ambiental, empobrecimiento de los suelos y una producción de
alimentos que aunque aparentan ser sanos, son de bajo valor biológico, poco
nutritivos, y lo peor, contaminantes y generadores de muchos problemas de
salud. Frente a este modelo técnico, se está practicando en todo el mundo diversas formas de agricultura
sana, muy antiguas algunas, y el resto como fruto de la experiencia de personas
o comunidades que han probado recientemente que, no solo se puede mantener el
equilibrio natural, sino producir más y mejores alimentos.(Von Loebell – 2010)
Y es así, como nace la producción
de autoconsumo, sostenible y orgánico; los productos orgánicos,
biológicos y ecológicos son productos agrícolas y pecuarios libres de
sintéticos como pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales los cuales
fueron obtenidos a través de una producción orgánica, la cual se lleva a cabo
mediante múltiples técnicas de
desarrollo armónico para con la naturaleza. La elaboración de este tipo
de productos se da en total equilibrio con el medio ambiente, conservando las
fuentes de aguas cercanas y el entorno entomológico (estudio científico de los
insectos). Es así como no se producen emisiones nocivas al aire, no se utilizan
fertilizantes ni plaguicidas de síntesis química y tampoco se involucran
hormonas, semillas y especies modificadas genéticamente. (Torres Rivera – 2013)
Lo orgánico, conlleva un minucioso procedimiento que está compuesto por
tres etapas fundamentales: una de transición, en la que se descontamina el
lugar en su totalidad; es decir, suelo, plantas, árboles y demás componentes
del terreno o unidad productiva; luego una en la que se realizan prácticas de
cultivo benéficas para el suelo, (los cultivos orgánicos son fertilizados
habitualmente con compost, humus, polvos minerales y otras sustancias de origen
orgánico), con las cuales se garantiza una provisión adecuada de los elementos
nutricionales y otra en la que se obtiene la certificación de todo lo anterior
a través de una visita de pre auditoría por parte de una compañía certificadora
o también por un proceso de auto declaración que puede ser individual o grupal.
Un producto orgánico certificado en Colombia es aquel que hace parte del
mercado regulado por el Organismo Nacional de Acreditación (ONAC). Dicha
entidad es la encargada de vigilar las compañías de certificación (Ceres, BCS
OKO Garantie, Ecocert, Control Unión y Biotrópico) que en últimas, son las que
realizan el proceso de asesoría, seguimiento y control a los productos
orgánicos.
Este sistema de producción, incluidas las asesorías, el tiempo de
cultivo y certificaciones, hacen que los productos orgánicos sean más costosos
que los del resto del mercado y adicional a esto, en el país esta industria, no
se lleva a cabo a gran escala, lo que demanda mayor mano de obra.
Para consolidar la producción orgánica en Colombia, el gobierno
reglamentó la producción orgánica en 1995, presentó la política nacional de
Biodiversidad en 1997 y propuso las políticas de PRODUCCION MAS LIMPIA, EL PLAN NACIONAL DE MERCADOS VERDES Y LA DE
PRODUCCIÓN Y CONSUMO SOSTENIBLE, para los años 2002-2014, cuya visión es ser el
primer productor y comercializador de América Latina, con el 10 % del área
agropecuaria dedicada a la producción orgánica. (M.A.V.D.S – 2011)
En Colombia según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, la
Agricultura Ecológica certificada del año 2001 al año 2008 se duplicó, esto
significa que de 25 mil hectáreas en el 2001, el primer semestre de 2008 se
pasó a 45 mil hectáreas. La producción de alimentos orgánicos en Colombia cada
vez nos ofrece más posibilidades a la hora de cambiar nuestros hábitos
alimenticios. La Fundación Endesa Colombia, Red Colombia Verde y la Corporación
Colombia Internacional, buscan incentivar el consumo y la producción de
alimentos orgánicos en los colombianos a través de la campaña “ECOLOGIZATE,
ALIMENTATE DE VIDA CONSUME PRODUCTOS ORGÁNICOS”.
Ponderando el crecimiento con los años anteriores, hoy Colombia cuenta con 53 mil hectáreas de
cultivos orgánicos aproximadamente, que corresponden al 1 % del total de área
cultivada del territorio, pero por tradición, más de la mitad del territorio
nacional se cultiva de manera ecológica.
Entre las razones por las cuales debemos consumir alimentos orgánicos,
son tener un mayor valor nutritivo por su contenido en vitaminas, minerales,
hidratos de carbono y proteínas. Al ser fertilizados orgánicamente, las plantas
crecen sanas y se desarrollan de mejor forma, con su auténtico aroma, color y
sabor. Son garantía de salud ya que los
estudios toxicológicos reconocen la relación existente entre pesticidas y
ciertas patologías como el cáncer, las alergias y el asma.
La no utilización de fungicidas, pesticidas y herbicidas impactan en
forma positiva sobre el medio impidiendo que se contaminen los suelos y los
terrenos. La agricultura orgánica, con el tiempo, mejora la fertilidad y la
textura de los suelos, y mantiene limpia el agua, mejora el microclima e incrementa
su productividad, permite que los ecosistemas no se vean alterados y se pueda
mantener la biodiversidad. Como ejemplo
del impacto de los productos químicos sobre la naturaleza basta señalar la alta
mortalidad de las abejas que son las grandes polinizadoras naturales que
impactan en forma directa sobre el rendimiento de los cultivos. La disminución de la diversidad biológica es
uno de los principales problemas ambientales de la actualidad, la agricultura
orgánica conserva las semillas para el futuro, impidiendo, de este modo, la
desaparición de algunas variedades de gran valor nutritivo y cultural. La
agricultura orgánica permite la revitalización de la población rural y
restituye a los agricultores la dignidad y el respeto de los que son merecedores
por parte de la población en general por su papel de guardianes del paisaje y
de los ecosistemas agrícolas. (Harris. M -1989)
La agricultura orgánica, promueve la asociación y rotación de cultivos,
y como consecuencia directa de la diversidad, le permite al agricultor tener
una amplia canasta de productos. La producción agrícola orgánica influye
positivamente en la reducción del efecto invernadero, al trabajar sobre la
retención del carbono en la tierra cultivada.
Otro aspecto positivo, se encuentra en el respeto al animal en crianza,
al uso de forrajes orgánicos que están exentos de pesticidas, productos
químicos y de residuos de otros animales, hace que, los animales crezcan sin estrés, evitando el
excesivo encierro y la falta de movilidad, la superpoblación, y los
antibióticos.(Ibídem)
Teniendo en cuenta lo anteriormente citado, como marco teórico se reúnen
los estudiantes de la cátedra y deciden conformar un semillero de investigación
que tendrá como sitio de reunión y trabajo practico, el Centro de Investigaciones
Ambientales CIAM – de la Corporación Universitaria del Meta, y tendrá dos
objetivos especiales que son:
1-.- La fábrica del suelo: Aquí hay dos actividades principales para la
producción de fertilizantes orgánicos procesados como son:
Compostaje: Es el resultado de la mezcla de varios elementos orgánicos
como deshechos de cocina, cascaras, ramas, hojas y excrementos de animales de
la granja, que pasan por un proceso de descomposición natural y, que más tarde servirá como alimento para las lombrices Roja
Californiana (Eisenia fetida), su excremento es conocido como humus, fertilizante orgánico de alto contenido en
nitrógeno, fosforo y potasio, al igual que elementos menores, que se utilizará como fuente nutricional de los
cultivos que se planten en la granja.
Bocashi: Abono desarrollado por la fermentación aeróbica de excremento
de animales como la bovinaza, porquinaza, pollaza, codornaza y ruminaza.
Estos dos fertilizantes orgánicos son
la base para el suministro de nutrientes y la
creación de la capa arable, que busca que terrenos frágiles y de baja productividad se conviertan en recursos de alta
calidad, mediante la puesta en marcha
de prácticas amigables para el
mejoramiento físico, químico y biológico
de los suelos de esta región.
2-.- Huerta casera orgánica: Esta se realiza con dos propósitos
esenciales:
La primera, es la adaptación de
plantas de clima frio a las inclemencias ambientales del piedemonte llanero. La
experiencia llevada a cabo nos muestra que especies como Coles (Brassica
oleracea), Espinaca crespa (Spinacea oleracea), Cebolla cabezona (Alliun cepa),
Cebolla larga (Alliun fistulosum), Repollo (Brassica oleracea, variedad
capitata), Pimentón (Capsicum annuum), Cilantro (Xilantro coriandro, variedad
longum), Pepino cohombro (Cucumis sativus), Habichuela (Phaseolus spp), Frijol
(Phaseolus spp), Maíz (Zea mays), Tomate (Lycopersicum esculentum) y Maní
(Arachis hypogaea).
La segunda, es la recuperación y replicación del material vegetal
cultivado desde hace mucho tiempo en los hatos llaneros y que ha venido
desapareciendo, estas son: Cilantro cimarrón (Eryngium foetidum), Caruru
(Basella alba, variedad rubra), Ahuyama
(Cucurbita spp), Guandul (Cajanus
cajan), Candia (Abelmoschus
esculentus), Achiote (Bixa Orellana),
Batata (Ipomoeae batatas), Brusca (Casia occidentalis), Yuca brava (Manihot
esculenta). Chonque (Xanthsoma sp), Bore (Alocacia macrorriza) Madroño (Arbutus unedo), Frijol veguero
(Phaseolus spp) y Topocho (Musa spp). (Rodríguez. L, G. 2014)
De este semillero, los estudiantes que lo conforman han participado en
encuentro institucional de semilleros y XI encuentro regional de semilleros en
el año 2014, un taller de extensión de producción agrícola urbana para las
Madres Comunitarias del Hogar de Bienestar Familiar del Barrio el Morichal de
Villavicencio y están elaborando una Cartilla de Buenas Prácticas Agrícolas
para huertas caseras en el piedemonte llanero.
El segundo semillero,
tiene como objetivo general crear,
desarrollar e implementar técnicas de biorremediación para procesos donde se generen
residuos como el raquis del racimo de la palma africana y los lodos que
contengan grasas y aceites procedentes de la producción de biocombustibles a
partir de la Palma Aceitera.
La
desnaturalización de los lodos aceitosos y los residuos del raquis procedentes
de la producción de biodiesel, con el uso de una técnica de compostaje o el
empleo de estos como sustrato de mantenimiento de lombrices, establecerá un
avance biotecnológico significativo para la industria palmicultora en el manejo
de sus subproductos. Con la producción
de un fertilizante orgánico, a partir de los dos elementos
anteriores se logrará obtener una
alternativa sustentable en cuanto a la disminución de este tipo de residuos
peligrosos en la parte ambiental evitando que contaminen suelo y recursos
hídricos y la producción de
fertilizantes orgánicos, que incorpora al suelo macro y micronutrientes básicos
para las plantas. Es un proceso de descomposición en presencia de aire y bajo
condiciones controladas, obteniendo resultados a corto plazo.
En Colombia,
después del proceso de extracción de aceite de palma se generan como residuos,
aproximadamente, 20 kg de lodo aceitosos de lechos de secado, 220 kg de racimos
vacíos por cada tonelada de racimos de fruto fresco procesado; estos residuos ocupaban el cuarto lugar como
fuente contaminante de ríos y nacimientos de agua en Colombia (Conil, P. 1997).
En la actualidad, una planta extractora de aceite de palma con una
capacidad de procesamiento de 15 ton h-1 de racimos de frutos frescos produce
una carga contaminante similar a las aguas residuales producidas por una
población de un millón de habitantes. Estudios iniciales sobre los beneficios
de la aplicación de efluentes crudos en el suelo indicaron que estos pueden
aplicarse en tasas razonables y podrían reemplazar a los fertilizantes
inorgánicos con el consiguiente aumento de la producción y sin efectos
contaminantes sobre la superficie o el agua de la población. (Cortez, C, et al.
2006)
Los lodos aceitosos causan daños ambientales, debido a la contaminación
de las fuentes hídricas superficiales y subterráneas, causando natas,
colmatación, mortalidad de fauna y disminución de la flora acuática existente,
debido a la acumulación de material orgánico el cual imposibilita la producción
de oxígeno, formando una mancha en la superficie del agua, ya que estos
efluentes tienen un porcentaje alto de grasas, lodos y aceites que son
transportados por el rio, dando lugar a la formación de bancos de lodos y a la
perdida de la capacidad reguladora de las crecidas, ocasionando inundaciones y
la eutrofización. A su vez, también se genera contaminación al suelo debido al
arrastre erosivo del suelo fértil. Aun así son reconocidos como unos de los
residuos que pueden ser utilizados para producción de biomasa, entre los cuales
se encuentran los racimos vacíos (raquis), fibra, cascarilla, efluentes (lodos
y agua de producción, ubicados en piscinas de almacenamiento), almendra y
aceite crudo de palma. (García Núñez. et
al, 2010).
No obstante, la
utilización provechosa de los desechos es la mejor opción para el control de la
contaminación, ya que no solo reduce los índices de contaminación sino que
también genera ganancias directa o indirectamente, mediante el ahorro en costos
de fertilizantes y en la mano de obra para el trabajo no productivo, en la
operación de plantas de tratamiento de los efluentes, por todo lo anterior y dado
que los deshechos son fuentes ricas en
nutrimentos, es importante estudiar la posibilidad de transformar los lodos y
el raquis en fertilizante orgánico y suplemento nutricional en la producción
agrícola y, además, presentar una alternativa de uso distinta a la que se le
está empleando actualmente en el departamento del Meta, la cual genera carga
contaminante adicional para fuentes de agua del sector y sobrecostos en el
manejo de estos residuos.(Cortez,
C, et al. 2006)
El Departamento del Meta posee grandes extensiones de tierra, y sus
suelos son aptos para los cultivos de palma africana y la producción de
biodiesel, posicionándose a nivel nacional como el primer productor de
biodiesel, es allí donde recae la importancia de generar procesos que
contribuyan a compensar al medio ambiente y a sensibilizar a la industria del sector palmicultor, en
cuanto a la implementación de procesos agro ecológicos, que eviten vertimientos
de lodos aceitosos a las fuentes hídricas y la contaminación al suelo.
Es claro que la industria de aceite de palma africana en Colombia debe
generar avances significativos, teniendo en cuenta que a nivel latinoamericano
Colombia ocupa el tercer lugar en producción de biodiesel, implementando
procesos amigables con el ambiente, que tecnifiquen la utilización provechosa
de los lodos aceitosos, para el control de la contaminación, debido a que no
solo reduce la contaminación sino que también genera ganancias directa o
indirectamente, y es de gran importante estudiar la posibilidad de aplicar
lodos como abono orgánico y suplemento nutricional en la producción agrícola y,
además, presentar una alternativa de uso distinta a la que se le está
proporcionando actualmente en el Departamento del Meta. (FEDEPALMA 2013)
Contando con
lo anteriormente expuesto y a sabiendas
de los buenos resultados en la desnaturalización de elementos de difícil
desintegración como la cascarilla de arroz se inicia un proyecto de biorremediación que es una rama de la biotecnología que busca
resolver los problemas de contaminación mediante el empleo de microorganismos
capaces de degradar compuestos que provocan desequilibrios en el medio ambiente
y nace el semillero de investigación el
cual por común acuerdo y haciendo honor a los procedimientos ecológicos para
conservar el entorno y la vida fue
llamado BIO – REMEDIACIÓN
Este semillero participo en encuentro
institucional de semilleros y XI encuentro regional de semilleros en el año 2014 y sus integrantes actualmente realizan dos trabajos de grado tituladas “PRODUCCIÓN DE
FERTILIZANTE ORGÁNICO A PARTIR DE LA TRANSFORMACIÓN DE LODOS ACEITOSOS EN EL
PARQUE METROPOLITANO MARÍA LUCIA” y “
DESNATURALIZACIÓN DEL RAQUIS DEL RACIMO DE LA PALMA ACEITERA PARA
PRODUCCION DE ABONO ORGANICO EN EL PARQUE METROPOLITANO MARIA LUCIA” para optar
como ingenieros ambientales de la Corporación Universitaria del Meta.
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